Monday, July 11, 2016

Asociaciones libres 8

Cotidianeidad del latín "quotidianus" o las cosas de la vida diaria. Una de esas es respirar, pero bueno esa y el latido del corazón son las de la vida natural, pero las que son interesantes para las neuronas y el pensamiento son las que ocurren en el mundo exterior. Los humanos tenemos tantos encuentros "tête-à-tête" entre nosotros que raramente nos damos cuenta de los deseos, gustos (o disgustos) de la persona con la que estamos interactuando, y algunos desean tener la mayor atención posible de nosotros.

Muchas de las personas se tienen que adaptar al momento de la intercomunicación lo que conlleva pensar mas en la otra persona que en uno mismo, eso hace que el propio ego se vea abollado por el exceso de autoestima que algunos tenemos. En una ocasión, un shaman urbano, buen amigo y asesor espiritual, me dijo que yo tenía que practicar la humildad y engrandecer esa virtud en mí; a la fecha mi humildad y mi ego siguen en batalla campal digna de diez sesiones de terapia psicoanalítica profunda o una buena dósis de olanzapina, quetiapina y lurasidone (interesantes antipsicóticos) con un vaso de whisky (o güisqui) para pasarlos.

Las cosas cotidianas nos llevan a olvidar situaciones importantes que podríamos realizar sin preocuparnos de ver que andamos haciendo sin que nos atropelle un coche. Los proyectos que queremos llevar a su conclusión luchan por salir del cerebro y ponerlos a funcionar pero nos distraemos con nimiedades como ver la televisión, ver el último comentario en Facebook, curiosear en el internet y estar actualizado en lo que hacen las celebridades políticas y artísticas en su más reciente comentario en Twiter o, finalmente, escribir un comentario sin sentido en el Blog.

Por ejemplo, en este momento debería estar preparándome para ir a trabajar, pero estoy escribiendo esto, escuchando a Aznavour con la Boheme. Estoy buscando a mis musas para poder empezar un par de proyectos interesantes, sin embargo, dichos proyectos parecen estar estancados en la mente de muchos años atrás pero on était jeunes, on était fous y es difícil lanzarlos en esta época dominada por la computadora y el internet, por lo que hay que actualizarlos para estos tiempos y esto presenta dificultades creativas que atraviesan sus púas haciendo sangrar las pobres neuronas esclerosadas por las ideas que luchan por ir con el ritmo de los tiempos.

Sin embargo, la única forma de que las neuronas no terminen viéndose entre sí y preguntándose para qué sirven, es seguir escribiendo, leyendo y haciendo este tipo de ejercicios mentales que es una diatriba contra la carencia de ideas que a todos en alguna ocasión nos ha atacado de forma inmisericorde.

Salutem,
Ray

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