Los Signos del Zodíaco
Introducción
El zodíaco de Ptolomeo ha sido descrito como un cinturón de fuego creativo rodeando la Tierra y focalizado sobre ella principalmente por el Sol y de manera secundaria por los planetas. En el centro de este cinturón de energía está la elíptica, el camino aparente del Sol. Los signos del zodíaco están identificados con las constelaciones (al menos en la Astrología anterior a Ptolomeo) así como con las jerarquías celestiales de los constructores cósmicos. Estas jerarquías constituyen colectivamente la mente universal, la energía creativa operativa del macrocosmo. El zodíaco como un todo es un lente cósmico vasto focalizando sobre la Tierra como un todo o del hombre en el todo, un microcosmo.
Al tiempo en que el Sol pasa en su momento frente a las doce constelaciones del zodíaco los procesos operativos de la vida en la Tierra comienzan y son llevados a su terminación. La primavera y el otoño son los puntos lógicos de inicio como, en la zona templada, marcan los cambios definidos de las estaciones y alteran la fisionomía de la superficie de la Tierra a través de los efectos de las estaciones sobre la vegetación. Este hecho obvio se hace más preciso al medir los cambios de las ubicaciones del amanecer y el atardecer. El Sol se pone en su punto más al sur en el solsticio de invierno; entonces se “mueve hacia el norte” (y también más cerca del cenit) hasta que alcanza su punto más al norte en el solsticio de verano. Entonces el año solar normalmente se divide en dos mitades: “cuando el Sol se mueve hacia el norte” y “cuando el sol se mueve hacia el sur”. La primera mitad es espiritual, la segunda material, en la mayoría de los sistemas ocultos. Los puntos equinocciales, por otro lado, siendo el tiempo en que el Sol parece quedarse quieto, representan los puntos de equilibrio.
Como un hecho de aplicación astrológica práctica del zodíaco, como se utiliza en el mundo occidental, tiene que ser considerada como el “campo magnético” de la Tierra, siendo esto el único camino para justificar nuestras mediciones astrológicas desde el punto de vista de un sistema solar científico heliocéntrico. Esto lo explica más lúcidamente Alan Leo en su obra Erigiendo un Horóscopo, del cual citamos lo siguiente:
“El zodíaco que utilizamos es realmente el aura de la Tierra, es una esfera u ovoide, los polos que coinciden con los polos de la elíptica y su medio o plano ecuatorial es la Elíptica. ...Por alguna razón no explicada en la actualidad, esta esfera está polarizada hacia una dirección; es decir, se mantiene siempre en una posición en cualquier lugar de la Tierra en su órbita, en este aspecto es comparable al compás ordinario del marinero, la tarjeta circular de la cual siempre flota con su Polo Norte apuntando en una dirección. Esta esfera está dividida en doce partes como las secciones de una naranja, y son estas secciones que constituyen los “signos” del zodíaco. Sin embargo, estamos principalmente preocupados con su plano ecuatorial, ya que es este el cual medimos en los signos o grados, y los cuales determinan la posición zodiacal del planeta”.
Y agrega: “Ahora, está claro que debido a esta esfera o aura se mantiene constantemente ‘flotando’ en una posición mientras la Tierra viaja alrededor del Sol, los rayos del Sol pasarán sucesivamente por cada uno de los signos. Si coloca una lámpara en el medio de la mesa, y camina alrededor de la mesa, siempre verá una esquina en particular de la habitación, los rayos de la luz brillarán sobre cada parte de la cabeza en su lugar, la nariz, la mejilla izquierda, detrás de la cabeza, la mejilla derecha, etc. Necesita mencionarse que esta ‘aura’ no voltea en cada día con la rotación de la tierra en su eje, sino que la tierra gira alrededor dentro de ella, como la rueda en un giroscopio”.
En otras palabras, esta ‘aura’ representa la colectividad de todo el sistema solar con relación a la Tierra. La Tierra gira alrededor dentro de él, así como cualquier individuo se mueve dentro de su propio entorno, el cual representa para el individuo lo colectivo, esto es, la suma total de las relaciones que esta persona puede experimentar. El zodíaco es el entorno o arquetipo colectivo de la tierra y por lo tanto de la humanidad como un todo. El significado no psicológico del término arquetipo es “cualquier modelo o prototipo”. El psiquiatra C.G. Jung define arquetipo en muchas formas diferentes, como por ejemplo: “...un patrón instintivo de conducta contenido en el inconsciente colectivo”. Es “trascendente”. En otras palabras, los arquetipos no son solamente parte de un inconsciente personal del individuo, sino algo más grande. Trasciende al individuo y tiene una forma independiente de existencia en el nivel colectivo.
Jung también nos dice que un arquetipo es “en su forma como un cristal”, y que es “como una envoltura vacía” teniendo dentro de sí “formas de conducta iguales en todas partes y en todos los individuos”. Dice que dentro de este patrón un individuo consciente puede dar forma al arquetipo, puede escoger participar en su energía positiva en lugar que en la negativa. Cada horóscopo tiene muchos arquetipos. La mayoría de las personas están familiarizadas con el signo del Sol, pero la Luna y el signo en Ascendente puede que no se encuentren en la misma envoltura. Una persona puede tener un signo solar de fuego, una Luna en tierra y un Ascendente en agua. O un signo solar que se aferra al pasado, una Luna que implora por innovaciones y quiere apresurarse al futuro y un signo ascendente incisivo que media entre la energía del Sol y la Luna. El horóscopo es la herramienta más personal que tenemos para el crecimiento individual. Parece importante comprender las energías arquetípicas e integrarlas si pensamos seriamente en el proceso de individuación que discute Jung, o si en nuestra investigación solamente queremos ser felices hasta que alcanzamos nuestra meta.
Si exploramos los arquetipos y observamos sus patrones de conducta instintiva, llegaremos a entender a nosotros mismos y a los demás. Por una cosa, aumentará nuestra tolerancia. Si al leer los mitos ilustrando la variedad de arquetipos nos gusta lo que vemos, si los patrones de acción y reacción nos hacen felices, ¡excelente! Pero si nos identificamos con el héroe o heroína cuyo viaje es arduo y doloroso o cuya salida no es como nos gustaría que fuera, si quizá escuchamos un eco de las quejas de nuestra pareja o compañeros de trabajo o nuestro jefe que han hecho a lo largo de los años, entonces puede ser que nos gustaría limpiar el cristal que contiene el arquetipo.
El mito es el segundo término a ser definido. Al tomar una forma, la idea o arquetipo pasa a una historia de un proceso de desarrollo. El rey Leo tiene que reclamar su trono, el héroe Aries sale a pelear sus batallas al mundo exterior. El héroe Escorpión desciende a su interior (el mundo interno) para pelear con sus demonios y rescatar su Perséfone. Tauro encuentra sus obstáculos para crear un mundo seguro y cómodo o tiene que dejar ir su mundo una vez que lo ha creado sólidamente. Hay muchas definiciones de Mito. En Mito y Realidad, Mirecea Eliade dice que “un mito es una historia sagrada que explica como el mundo llegó a ser como es (para una cultura en particular) y porque somos como somos. El mito es la verdad; nos concierne directamente”. Con frecuencia lo recreamos en un ritual para restablecernos, incluso si es solamente para tranquilizar la memoria o repetir nuestros votos nupciales en los aniversarios.
Hay muchas definiciones de mito que lo distingue de fragmentos de leyenda o cuentos de hadas, pero uno de las preferidas es: el mito no es algo que ocurrió una vez hace tiempo, mucho tiempo, a otros; el mito es algo que ocurre una y otra vez, cada día, aquí y ahora, a nosotros. El énfasis de Eliade en lo sagrado de su definición de mito es importante ya que cada uno de los signos tiene un símbolo, un animal, un dios, un libro (escritura), que fue adorado en alguna parte de la Tierra en alguna época. Aquí hay un elemento bastante real de lo sagrado.
Salutem,
RP