Thursday, February 25, 2010

Libellus astrologicus 2

"It is often asked: 'Why is it the great majority of learned men of the nineteenth and the present century have denied that there is any truth in astrology?' The reply is: 'Because they had never investigated it being too prejudiced against it to do so'". Alfred John Pearce, The Text-Book of Astrology, Preface to the Second Edition.

En cierto modo la cita que escribo en el encabezado de hoy tiene mucho de verdad. Y eso que tenemos que considerar de que está hablando de finales del siglo XIX y principios del XX, y no toma en cuenta la mayor parte del siglo pasado y los diez años que llevamos del XXI; sin embargo, aunque la mentalidad en la que se basa la pregunta ha cambiado ligeramente, la razón de la respuesta sigue siendo la misma.

Aunque en estos últimos años mi vida social se ha vuelto muy selectiva, no se si por las circunstancias de vivir en un país extranjero, por la edad, o por ambas cosas, me he dado cuenta de que las personas siguen haciendo juicios de algo que no conocen lo suficiente. Ese miedo innato a lo desconocido, temor al qué dirán si pregunto tal o cual cosa, la mistificación que sobre el tema hacen los medios de comunicación desde el folleto de la iglesia hasta el internet, pasando por los clásicos como prensa, radio y televisión aumentan la ignorancia y negación de la información que uno encuentra en el estudio y práctica de la astrología.

Tampoco me quiero poner en el otro extremo. Entiendo, y he visto fanáticos, que quieren ver a la Astrología como la veían en la antigüedad, como una religión y para nada que es el caso; los extremos son dañinos para la salud tanto física como mental. Por este motivo me gusta recomendar libros; intento que sean de autores con una visión más científica y menos metafísica.

Esta obra de Pearce (The Text-Book of Astrology) que describe en detalle la astrología natal, mundial y electiva es una obra que realmente vale la pena estudiar ya que presenta casos de personajes históricamente conocidos y otros desconocidos que él mismo vio. Pearce sigue a los autores clásicos como Ptolomeo, y no tan clásicos como Zadkiel I.

Por ejemplo, en el capítulo XXV, Pearce habla del matrimonio, "y cómo un buen conocimiento de la astrología podría prevenir muchos matrimonios infelices y de este modo ayudar a reducir el número de divorcios en los tribunales familiares". Esto me recuerda una estadística que hay sobre la tasa de divorcio en India: dice que por la década de 1990 era de un 7.40 matrimonios por cada 1,000 matromonios, y que ahora anda por 11 divorcios por cada 1,000 matrimonios; inclusive dice que la tasa de divorcio es más baja en las villas a diferencia de las áreas urbanas.

Lo interesante de esta estadística de la India es que en ese país, con excepción de la población cristiana o católica, es que la mayoría de la población sigue la costumbre de acudir con un astrólogo para que le estudie la carta astral personal y de la pareja con la que se va a unir en matrimonio; si el astrólogo dice que no va a funcionar el matrimonio, normalmente se le hace caso y no se realiza (con sus excepciones). Alguno de mis cuatro lectores dirá, viendo hacia el monitor con el ceño fruncido, que puse las estadísticas y junte la cuestión astrológica y sume ambas para llegar a esta conclusión, y probablemente tendrá razón, pero ¿quién dice lo contrario? los números no fallan y más adelante voy a tratar de buscar en mis expedientes algunos ejemplos interesantes.

Los dejo para que sigan haciendo lo que parece que están haciendo aunque no estén haciendo nada.

Salutem,

Monday, February 15, 2010

Pensamientos astrológicos bipolares

Digressions, objections, delight in mockery, carefree mistrust are signs of health; everything unconditional belongs in pathology. Friedrich Nietzsche, Beyond Good and Evil

La salud y la enfermedad son dos hermanas siamesas cuya unión es muy difícil de delimitar cuando queremos entender algún problema mental o cualquier cosa que tenga dos lados. Por ejemplo, un día escuche que a una persona (dentro de mis seis grados de separación) se le había diagnosticado que tenía trastorno bipolar y me pregunté que significaba el dicho trastorno y cuando al fin encontré que el susodicho es la antigua y muy querida "enfermedad maníaco-depresiva" me entró un júbilo exacerbado casi incontrolable que tuve que ir a buscar mi frasquito de pastillas de risperdal y tomarme una para calmarme.

Pero, ¿cómo podemos disociar la salud y la enfermedad sin disociarnos nosotros mismos? Es como cuando alguien dice que el vaso está medio lleno mientras que otro dice que está medio vacío, y eso dependería del punto de vista de una persona, por un lado optimista y por el otro pesimista. Así que si vemos a un niño jubiloso brincando y saltando y haciendo un escándalo una parte del día, mientras que en la otra está tranquilo sin deseos de hablar con la mirada perdida entonces pensamos que tiene algo malo, que es bipolar como la comadre fulanita.

Al ver el listado de síntomas de la fase maníaca y los de la depresiva (que pueden ver un ejemplo de ese listado en Wiki), lo único que me incita hacer es buscar mi frasquito de pastillas de prozac porque me deprimen con tantos síntomas. Muy bien, después de esa combinación de medicamentos se me ocurre pensar que tal vez no tiene nada que ver con la salud y la enfermedad, tal vez los astros tienen algo que ver; ya ven que cuando hay luna llena la gente se aloca de más, que hasta los califican de lunáticos, y luego si la luna llena está en Aries dicen que hay muchos imprudentes manejando a tontas y a locas en las calles, o si la luna llena en Cancer andan muy emotivos, llorando por cualquier cosa, hasta de la novela policíaca (ni siquiera de una novela romántica), o cuando la luna está en Escorpión, que andan por ahí matando gente al estilo de los narcos.

Entonces, después de una gran deliberación mental podemos (mis otras personalidades y yo) concluir o acercarnos a una conclusión de que los trastornos bipolares se deben a tránsitos astrológicos planetarios sobre la carta astral natal que afectan a la Luna (por aquello de las emociones) de parte de Saturno (depresión) o Marte (hiperactividad), a Mercurio (logorrea o hablar demasiado), a Marte (agresión) y el Sol (autoestima alta como parte de la fase maníaca) y así sucesivamente.

Hasta aquí este comentario ya que los chicos del San Bernardino no me permiten más de 30 minutos para jugar en la computadora en internet. ;-)

Salutem,

Wednesday, February 03, 2010

Lecturas, libros y radionovelas

"The books in Mo and Meggie's house were stacked under tables, on chairs, in the corners of the rooms. There were books in the kitchen and books in the lavatory. Books on the TV set and in the closet, small piles of books, tall piles of books, books thick and thin, books old and new. They welcomed Meggie down to breakfast with invitingly opened pages; they kept boredom at bay when the weather was bad. And sometimes you fell over them." Inkheart, Cornelia Funke.

Nunca se me ha dado bien la lectura en voz alta; y no es porque no me salga bien, sino porque me distraigo con mi propia voz. Lo único que leo en voz alta son textos en francés para poderlos entender más fácilmente, aunque de todas maneras me distraigo por ponerle atención a la pronunciación pero bueno esos son los bemoles de la lectura en voz alta.

Recientemente termine de leer una serie de 3 libros de la escritora Cornelia Funke, los libros de la serie de Inkheart (Inkheart, Inkspell e Inkdeath). El primero lo hicieron película con la actuación de Brendan Fraser (la Momia y demás) y los otros dos no se sabe; en fin, la teoría de estos libros es que uno de los personajes principales, cuando lee en voz alta un libro, hace que los personajes del libro salgan al mundo real, (o por lo menos al mundo de aquel que los lee).

Y probablemente ocurre algo parecido cuando leemos un libro, pero en este caso nosotros somos los que nos metemos en la historia, o por lo menos es lo que me ocurre cuando leo. Si el autor o autora son buenos narradores te pueden meter en la historia y hacerte oler los aromas que describen, hacerte caminar por los lugares que te muestran, hacerte sentir las alegrías, los miedos y las angustias de los personajes.

Te llevan al castillo donde estudia Harry Potter, te hacen perderte en el laberinto de la biblioteca del Nombre de la Rosa, te hacen disfrutar la magia del fuego de Dustfinger en Inkheart, te transmiten la angustia de convertirte en insecto como Gregorio Samsa en la Metamorfosis de Kafka, o te llevan a vivir a Macondo de García Márquez. Esos son buenos narradores de historias.

Los medios audiovisuales también te transportan a la historia que cuentan. Cuando niño mi abuela me puso en contacto con las radionovelas que para mi eran extrañas historias contadas y actuadas por alguien en la radio; un niño citadino, acostumbrado a la televisión vespertina, escuchando las radionovelas en aquel pueblo representativo de Macondo. "El ojo de vidrio", "Kalimán" "La tremenda corte" y otras historias en las que las voces de los actores provocaban que la imaginación corriera desaforadamente dejándote con la mirada perdida.

De adulto, conocí al actor-locutor que hacía el personaje del “Ojo de vidrio”, él se quedó en el papel, le ocurrió lo que la historia narrada en Inkheart y lo absorbió la historia. La voz de Kalimán, la hizo el actor y locutor Luis Manuel Pelayo, aunque nunca se le dio el crédito ya que se acreditaba el personaje al mismo Kalimán, el actor que hacía al jovencito Solín era un menor llamado Luis de Alba quien después se hizo famoso como cómico por su personaje de universitario millonario de la ciudad de México.

A diferencia de la televisión y el cine, donde la historia te la dan ya digerida, la lectura y la radio incitan a la mente a que ponga a trabajar a la imaginación. A la radio le robaron su parte en la historia cuando la televisión entró a escena, y la lectura de libros también se ha ido deteriorando en parte por el deseo de las editoriales de aumentar sus dividendos a sus accionistas, y ofrecer sus libros a precios prohibitivos, además de que mucha gente no le inculca la lectura sus hijos.

Lo bueno de la modernidad, y el internet, es que ahora podemos adquirir y compartir muchos de nuestros libros digitalmente, si buscamos por Google, encontramos por ahí la obra en PDF de lo publicado más recientemente, gratis, gracias a la generosidad de la gente que escanea las obras que compra; Así me llegó una vez una obra de Harry Potter de manera electrónica el día posterior a su puesta en venta en las librerías americanas, aunque personalmente yo adquirí esa obra en papel por que así lo quería, también tengo la copia electrónica.

Así que después de esta pequeña charla, le recomiendo a mis cuatro lectores que busquen algo para leer y no lo hagan por obligación como cuando estaban en la escuela, háganlo por gusto y verán que experimentarán otras sensaciones a las de ver la televisión, o ir al cine. Intenten con algo que leyeron en la escuela y se darán cuenta de la diferencia.

Salutem,